lunes, 13 de septiembre de 2010

Ensañémonos con los Astrólogos

Texto sacado del libro "El Cosmos en la Palma de la Mano" de Manuel Lozano Leyva, una explicadita de la influencia de los Astros en el comportamiento de los seres humanos... 


... Como sería injusto y complicado meterse con los honrados filósofos e inquietante molestar a los religiosos, ensañémonos con los Astrólogos.


En esencia, los astrólogos han hecho creer que los acontecimientos pasados, presentes y futuros (cuya adivinación es la que mejor se aprecia y se paga) están infundidos por los cuerpos celestes, en particular por los planetas. Por lo pronto, un astrólogo jamás ha explicado las razones por las que una predicción suya falla. Jamás. Y fallan más de lo que aciertan. Pero, bueno, no hay que enfadarse, porque se puede pensar que los que yerran simplemente son malos astrólogos.
Para que una cosa influya en la otra, ambas han de interaccionar de alguna manera, ¿qué significa interaccionar? Intercambiar algo. Un objeto celeste interacciona con nosotros gravitatoriamente o electromagnéticamente. Esto quiere decir que nos envía luz o nos atrae por la fuerza de gravedad, o ambas cosas a la vez que es lo normal. La Luna provoca las mareas en los mares y océanos. Si la Luna es capaz de mover inmensas cantidades de agua, bien pudiera suceder que su fuerza nos altere o influya de alguna forma también a nosotros, ¿no?
Pues NO. Pensemos en una persona que pesa 75 kg. Esta es una medida de la fuerza que ejerce la Tierra sobre esa persona en su superficie. La Luna la atrae 22 miligramos. Júpiter, con lo grandioso que es, apenas le resta unas décimas de miligramos. Se puede decir que es poco, sí, pero algo es algo. Ni hablar. Lo que dicen los astrólogos es que lo que ingluye es el cambio de las posiciones relativas de los planetas. Pues las diferencias de esos miligramos en comparación con nuestro peso conforme se mueve un planeta en su órbita lejana y casi circular ya son mil millonésimas de miligramos o muchísimo menos. De la luz ni hablamos, porque la influencia de los fotones que nos llegan de esos planetas es obviamente menos que la de la atración gravitatoria y considero que no es necesario demostrarlo. Todo esto es hablando de efecto directo sobre el presente, no digamos ya sobre el futuro.
El presidente Reagan tenía su astrólogo particular y las páginas de los periódicos dedicadas al horóscopo (las suelen hacer jóvenes periodistas en prácticas) las leen millones de personas. El número de programas de radio y TV dedicados a estos menesteres es estremecedor. Para colmo, a algunos programas dedicados a estas cosas y algunas más, como los extraterrestres, invitan a cientificos de prestigio. Estos se presentan a ello con mejor o peor voluntad, pero con escasa facilidad de palabra, usando argumentos correctos pero engorrosos, dando una imagen quizá dubitativa y, al final, el espectador medio se queda con dudas o influido favorablemente por charlatanes en turno.


Manuel Lozano Leyva es uno de los físicos nucleares españoles más importantes, es catedrático de la Universidad de Sevilla, donde dirige el departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear, entre muchas otras cosas.

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