miércoles, 11 de agosto de 2010

Mirar para no sentirnos solos





El ser humano nace en solidad a la soledad. En el trance de salir de la cueva que lo contuvo durante nueve meses (si bien le va), mudo, tembloroso, ciego, tal vez tenga las manos de un médico o de una comadrona que lo reciba. Pero nadie podrá explicarle en ese momento por qué lo reciben con un golpe, por qué debe llorar. Será su primera experiencia en el solitario: no entiende a nadie y nadie lo entiende.
Después aprenderá chantajes, caricias, palabras, gestos para comunicarse con los otros. Sin embargo, lo único que tendrá como compañía mientras viva es a sí mismo: su interior, su espíritu, su mente, su corazón. Lo demás está fuera. No es suyo.
Hay un modo, entre otros, que a veces son puro engaño, que le permite acompañarse: mirar. Los ojos son dedos invisibles que tocan, exploran, conocen. Son frontera entre lo que llevamos dentro y lo externo. Puerta de entrada y salida. Los ojos son huecos de cerradura desde donde miramos lo que el mundo puede mostrarnos. Reverso del espejo desde donde, en la oscuridad de nuestro ser, nos asomamos para ver sin que puedan descubrir quienes somos en realidad ¿Para qué vemos? Para sentirnos acompañados.
Por eso a veces pintamos a una mujer en una cortina de baño y la volvemos la imagen que nos acompaña- Por eso ponemos llaves sobre la pared y pensamos que entre ellas se encuentra la que puede abrir la puerta que lleva al palacio de la felicidad. Por eso colgamos de un gancho un trapo y le ponemos prensas y no queremos que se nos vaya a caer: deseamos verlo en nuestra cotidianidad porque nos recuerda algo que tal vez fue hermoso, que tal vez fue triste, pero que no queremos olvidar.
Y nos  pasamos el tiempo, si nuestros ojos permiten, viendo sin parar.
Mirar es un privilegio humano que nos hace sentir menos solos, que enriquece nuestro corazón, que puebla de imágenes los recuerdos y los sueños. Después de haber visto no importa cerrar los ojos porque aún seguimos mirando. Y ya no nos sentimos tan solos.


Héctor Cortés Mandujano

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